Boda, en Holanda, Lonneke + Ken (Parte II)
/Si recordáis, en nuestro anterior post habíamos dejado a los novios entrando en De Zeebries, el lugar donde se iba a celebrar su ceremonia.
El lugar es un "Beach Club", según su nombre, pero podría pasar por uno de los chiringuitos de playa que podemos ver en nuestras costas. Bastante más cuidado y estiloso, eso sí.

Cuando llegamos, una hora antes de la ceremonia, todavía no estaba decorado, ya que suele ser la familia y los amigos de los novios quienes se encargan de hacerlo. Lo cierto es que con solo algunas luces y varios pequeños detalles, consiguieron dejar el lugar precioso.





Mientras se terminaba de decorar el exterior para la boda, Lonneke aprovechó para darse unos retoques de maquillaje y peinado. Las ventanas desde el suelo hasta el techo que utilizan en el norte de Europa hacen que dé igual estar dentro de un edificio o en la calle ¡Montonazos de luz!


A diferencia de las bodas a las que estamos acostumbrados, en Holanda la costumbre es invitar a la ceremonia tan solo a los familiares y amistades más allegadas. Es normal ver ceremonias con solo 15 o 20 asistentes. Su forma de ver las cosas es que sea un acto íntimo y personal, por lo que conocidos, compañeros de trabajo, vecinos o primos lejanos todavía tardarán un buen rato en llegar.


Otra de las cosas que nos llamó la atención fue la duración de la ceremonia: El oficiante lee los artículos de rigor, los novios aceptan, se ponen los anillos, se besan, firman y... ya. Cinco minutos como mucho, sin tiempo para aburrirse.







Justo al terminar la ceremonia, tras las felicitaciones y la entrega de algún pequeño detalle o mensaje (es muy típico entregar a los novios una tarjeta tipo postal con los mejores deseos, de recuerdo) comienza el cóctel/comida/barbacoa. A partir de este momento, el número de invitados aumenta, ya que es ahora cuando empiezan a llegar el resto de los amigos.




La comida consistió en un buffet de carnes y pescados a la parrilla, hamburguesas, ensaladas, salsas y, por supuesto, patatas fritas (las patatas fritas en Holanda están buenísimas, sospechamos que porque las fríen en mantequilla)




La tarta, que no puede faltar, es cortada en porciones por un profesional, pero son los novios los que entregan a cada uno su plato. Obviamente tras haberla probado ellos.








Y es justo en este momento, cuando está a punto de comenzar la fiesta, cuando llega el grueso de los invitados. El formato nos pareció muy buena idea, perfecta para ahorrar y para poder disfrutar de todo el mundo: A la ceremonia tan solo se invita al círculo más cercano, tras eso, a todos a los que a los novios les apetece que estén con ellos durante la comida; y por último, a la fiesta acude todo el mundo.




Lo usual es que los novios vayan saludando a los invitados a medida que van llegando a la fiesta. Es también buen momento para entregarles los regalos de boda y ¡A bailar!










En resumen, una bonita y atípica (para nosotros) boda, muy diferente a las que solemos hacer. Sin duda volveríamos a Holanda encantados.
¿Qué os ha parecido a vosotros? ¿Os atreveríais con un formato así en España? Recordad que podéis dejar vuestros comentarios en nuestra cuenta de Twitter o en nuestra página de Facebook, es más ¡Hacedlo! ¡Es una orden! :)